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sábado, 30 de diciembre de 2017

DONACIÓN y TRASPLANTE de ÓRGANOS: CIENCIA, ÉTICA, MORAL y LEYES

DONACIÓN y TRASPLANTE de ÓRGANOS
CIENCIA, ÉTICA, MORAL y LEYES

SUMARIO
1. Donación de órganos
Santiago Clavijo
2. Ética de la donación
21. Trasplante de órganos de donante vivo
22. Solicitud pública de órganos
23. Mercado de órganos
24. Trasplante de órganos no vitales
25. Trasplante de cara
26. Utilización de células troncales
27. Bancos de cordón umbilical
28, Bibliografía
3. Donación de órganos
4. Donación de órganos
5. Holanda se rebela contra 
la donación de órganos por ley
Fuente: El Mundo
6. Niños secuestrado en México
para venta de órganos
1. Donación de órganos
  • La donación de órganos es la remoción quirúrgica de órganos o tejidos del cuerpo de una persona que ha muerto recientemente o de un donante vivo, con el propósito de realizar un trasplante.
  • Las leyes de diferentes países permiten que donantes potenciales acepten o se nieguen a la donación. o bien otorguen la decisión a los familiares,  
  • Muchos argumentos filosóficos contra la donación de órganos provienen de la bioética. . 
  • El 2 de julio 2012, la organización mundial de trasplantes anunció el récord de España y Puerto Rico,
  • La autonomía del paciente y el testamento vital dificultan que tenga lugar una donación de órganos involuntaria, pero es posible que el interés del Estado se imponga sobre el derecho del paciente.
  • El debate ético y legal sobre la definición de vida y muerte está en curso
  • Existe un mercado negro de órganos conocido como "turismo" de trasplantes y otro criminal de secuestro de niños para "granja".de órganos.
  • Las encuestas realizadas a donantes vivos después de cinco años han mostrado un arrepentimiento en muchos casos.
2. Ética de la donación
20. Introducción
El consenso ético y legal en nuestro país basa la práctica de las donaciones y los trasplantes en los principios de voluntariedad, altruismo, gratuidad, anonimato y equidad. Principios que, por cierto, concuerdan con los cuatro principios de la bioética principialista: autonomía, beneficencia, no-maleficencia y justicia. El nivel de donaciones conseguido en nuestro medio podría, de hecho, estar relacionado con el estricto respeto de los mismos por parte de los profesionales sanitarios así como con la excelente organización del mundo del trasplante.
Con luces y sombras a lo largo de la historia del trasplante, hoy se puede afirmar con absoluta tranquilidad que garantizar la vida de un ser humano gracias a la sustitución de uno (o varios) de sus órganos lesionados o destruidos por uno (o varios) de los órganos sanos de otro individuo, muerto o vivo, representa ciertamente una de las epopeyas más apasionantes de las ciencias médicas de nuestro tiempo, tanto en lo que supone de hazaña terapéutica como por su significado y sus repercusiones en el conocimiento de nuestro universo biológico.
Los trasplantes plantean múltiples cuestiones sobre el significado de la muerte, la constitución de la identidad humana, las fronteras entre los individuos y entre las especies, las diferencias entre naturaleza y cultura, el tipo de ciencia biológica y médica que nuestra sociedad desarrolla, etc1. Los trasplantes nos dicen mucho sobre nosotros mismos porque revelan valores culturales que asignamos al cuerpo y a su vez, nos descubren nuevos terrenos sobre los que reflexionar para entender los límites que definen los lazos sociales. También cuestionan muchas asunciones generalizadas sobre la relación entre el cuerpo y la identidad personal2,3. Cuestiones todas ellas de marcado carácter ético que no se analizarán aquí como tampoco se abundará en otros problemas éticos más comunes, sobre los que existe gran cantidad de literatura (muerte encefálica, distribución de órganos, consentimiento presunto, etc.).
Muchos han sido los retos científicos, técnicos y éticos a los que se ha tenido que dar respuesta para llegar a la situación actual del trasplante. Y muchos siguen siendo los retos hoy y de cara al futuro. Se mencionarán solamente algunos, por su repercusión técnica, ética y social, para intentar sentar las bases de una deliberación moral que necesariamente ha de afectar a toda la sociedad.
21. Trasplante de órganos de donante vivo
Se pueden distinguir tres tipos teóricos de donación de vivo: 1. La donación dirigida a un ser querido; 2. La donación no dirigida, en la que el donante dona un órgano a un conjunto general de enfermos que está a la espera de un órgano para trasplante; y 3. La donación dirigida a un extraño, por la que el donante elige donar a una persona concreta con la que no tiene ninguna conexión emocional previa. Cada tipo de estas donaciones provoca distintas preocupaciones éticas. En la donación dirigida a un ser querido surgen dudas sobre la presión familiar y emocional a la que el donante puede estar sometido. La donación no dirigida evoca problemas distintos: el altruismo radical del donante en estos casos exige un análisis muy escrupuloso para poder discernir si el donante es competente psicológicamente, si busca llamar la atención, o si intenta compensar ideas depresivas o negativas respecto de sí mismo, etc. Los casos de donación dirigida a un extraño provocan las mismas preguntas además de la preocupación por posibles pagos al donante y de la duda sobre la moralidad de la alteración que provoca en el orden de la lista de espera en la que están los pacientes necesitados de ese órgano4.
El principio de anonimato queda excluido en el trasplante de órganos de donante vivo porque la donación altruista de vivo entre extraños es aceptada sólamente en algunos países como EE.UU., pero no en nuestro medio, por lo que lo más habitual es que donante vivo y receptor estén unidos por vínculos genéticos y/o emocionales, es decir, se conozcan entre sí y tengan relación o vínculo familiar de algún tipo y el anonimato sea por tanto imposible de mantener para la realización de estas prácticas.
Pero pueden también verse vulnerados los principios de voluntariedad y gratuidad. El consenso ético y legal en nuestro país defiende que ni el donante ni ninguna otra persona física o jurídica pueden percibir gratificación alguna por realizar la donación. El propio término “donación” resalta tanto el carácter voluntario de la cesión como su móvil necesariamente desinteresado y por ello queda prohibida la extracción y utilización de órganos de donantes vivos cuando media condicionamiento económico o de otro tipo, social o psicológico. De ahí precisamente que el Real Decreto 2.070/1999 exija un informe preceptivo del Comité de Ética Asistencial del centro trasplantador, aunque ello haya provocado una ingente cantidad de dudas prácticas y éticas respecto del significado, contenido y objetivo de dicho informe5.
En un marco moral configurado por el respeto por la autonomía de los pacientes, el hecho de que alguien quiera o decida sufrir una intervención que pone en riesgo su salud o su vida puede llegar a ser entendido como algo sobre lo que sólo el paciente puede decidir6. Hay quien habla de la donación de órganos entre vivos como si se tratara de un acuerdo entre dos personas exclusivamente. Pero en la donación y el trasplante interviene una gran cantidad de profesionales que, gracias al apoyo de las distintas instituciones sociales, ha conseguido la suficiente destreza y pericia profesionales como para realizar estas prácticas tan especializadas. Sin este apoyo, sin el beneplácito social, la donación de vivo y el consiguiente trasplante serían absolutamente imposibles. No se trata pues de una cuestión a negociar únicamente entre dos.
Lo más preocupante de la donación de vivo no es la libertad de decisión sino la posibilidad de provocar un daño a una persona sana, el donante. Porque no parece moralmente adecuado salvar vidas a costa de poner las de otros en riesgo ni aceptar una ideología social o una sociedad que afirme a ultranza que nada es más importante que la preservación de la vida y la eliminación del sufrimiento, por muy hermosos que estos objetivos sean7. Una persona puede obtener un beneficio psicológico por salvar una vida donando un órgano pero un beneficio derivativo es algo diferente de la motivación fundamental para realizar la acción. En tanto que acto altruista, la donación no es unquid pro quo; uno no lo hace sobre la condición de que recibirá algún beneficio psicológico de vuelta. Lo que hace loable al acto es que es escogido libremente con cierto coste o riesgo para uno mismo. Pero ni siquiera el auto-sacrificio confiere de por sí valor moral a los actos altruistas. No los justifica por sí solos porque las personas pueden actuar noble pero equivocadamente. De hecho, hay quienes se sacrifican por cuestiones baladíes o incluso malas8.
Los actos altruistas benefician a terceros directamente mediante el órgano donado y también indirectamente potenciando la fama del equipo y del centro trasplantador. Todos criticaríamos a quien voluntariamente se aprovechara del auto-sacrificio de otra persona. Esto es precisamente lo que es difícil de evitar en muchos procedimientos médicos lesivos: la existencia de alguien que obtiene beneficios de la falta de egoísmo de un voluntario. Animar a las personas a donar y correr riesgos puede ser loable, pero no lo es si se hace en beneficio propio. Aceptar un sacrificio de gran magnitud no es una mera aceptación pasiva sin importancia moral. Dejar que otra persona arriesgue su vida o su salud en mi favor es apoyar su auto-sacrificio y aceptar aprovecharse de él. Es distinto permitir que alguien corra un riesgo que animarle a correrlo. Como también es distinto elegir auto-lesionarse que ayudar a alguien a hacerlo. Parte de la razón por la que se tienen reservas sobre la donación de vivo está relacionada con la posibilidad de que algunas personas puedan aprovecharse de la falta de egoísmo de otras. Por ello, cualquier sistema de prácticas en las que los individuos puedan resultar dañados debe construirse de forma que minimice esta posibilidad9.
22. Solicitud pública de órganos
Las nuevas tecnologías están permitiendo una nueva modalidad de donación de vivo: la que se consigue mediante la solicitud pública de órganos a través de Internet. La ley española prohíbe “hacer cualquier publicidad sobre la necesidad de un órgano o tejido o sobre su disponibilidad, ofreciendo o buscando algún tipo de gratificación o remuneración”. Pero existen ya diversas organizaciones que ofrecen y/o solicitan órganos de donantes vivos. Este tipo de petición o publicidad genera gran preocupación y controversia sobre el potencial de explotación económica, la distribución desigual de órganos y la subversión de las normas y principios en que se basa la filosofía del trasplante10. Frente a quienes se oponen a esta práctica por su dudosa moralidad, los que la defienden argumentan que este tipo de solicitud consigue órganos totalmente inaccesibles de otra forma y además pone cara humana a la petición redundando todo ello en un mayor número de órganos trasplantables11.
23. Mercado de órganos
Hay quienes, desde posicionamientos liberales utilitaristas, defienden la posibilidad de un mercado ético de órganos, esto es, un mercado organizado internacionalmente en el que el vendedor de órganos los vende al estado o a una organización internacional que paga un precio “justo” por ellos evitando así el mercado negro y la explotación12-15. Afirman estos autores que este tipo de mercado es un medio ético para aumentar el número de órganos disponibles y que, además, aumenta las opciones de los pobres para salir de la miseria. Quienes se oponen a él defienden que atenta contra la dignidad humana, es una nueva forma de explotación más extrema que la propia situación de indigencia y pobreza, tendría un efecto negativo sobre la donación porque disminuiría el número de donantes altruistas y supondría, además, una subversión de los estándares de donación recogidos en la legislación16-19.
24. Trasplante de órganos no vitales
Los trasplantes de órganos llamados “no vitales” (mano, laringe, tráquea, útero, cara, etc.) no buscan salvar vidas sino aumentar la calidad de vida de los receptores20. Al igual que los de órganos vitales, éstos también deben tener en consideración la relación coste-beneficio21,22, la calidad de vida23-25 y el consentimiento informado26-28para poder ser justificados social, económica y éticamente.
25. Trasplante de cara
Algunos autores defienden que, a pesar de la existencia de la cirugía plástica, hoy los trasplantes de cara están indicados en personas con grandes deformidades faciales. Para realizar estos nuevos tipos de trasplante deberán tenerse en cuenta sus aspectos técnicos, inmunológicos, psicológicos, sociales y éticos 29. 
De entrada, parece poder admitirse que el receptor de un trasplante de cara obtendría beneficios funcionales, psicológicos y sociales. Se afirma que dicho trasplante daría a personas gravemente desfiguradas que generalmente viven escondidas detrás de máscaras o de puertas que nunca se abren, la posibilidad de volverse miembros activos de la sociedad. Además, esta “nueva vida” podría obtenerse mediante una única intervención y no mediante múltiples intervenciones como en la cirugía plástica30. Quienes se oponen a dar carta blanca a esta técnica quirúrgica y a aceptarla como una buena práctica clínica en este momento aducen que es aún una técnica experimental, que hoy no puede obtenerse un consentimiento válido por parte de los posibles receptores y que, dadas las características que la rodean, no pueden garantizarse ni la privacidad ni la confidencialidad31-36.
Sin embargo, a finales de noviembre de 2004, el doctor Jean-Michel Dubernard, del Hospital Edouard Herriot de Lyon, con la colaboración del Dr. Bernard Devauchelle, del Centro Hospitalario Universitario de Amiens, realizó el primer trasplante parcial de cara a una mujer de 38 años, desfigurada por las mordeduras de unos perros en mayo del mismo año, en circunstancias que, cuando menos, levantan sospechas respecto de la salud psíquica de la misma. El trasplante ha sido calificado como de éxito al tiempo que, desde la propia medicina y de la bioética, se han levantado muchas voces en contra de su realización. No han faltado tampoco voces a favor como las de pacientes organizados en asociaciones de grandes quemados. El Dr. Dubernard fue el primero en realizar un trasplante de mano en 1998 a un paciente al que tres años después hubo de amputársele el implante por problemas en su adherencia al tratamiento inmunosupresor, entre otros. También fue el primero en practicar en el año 2000 un doble injerto bilateral de las dos manos y los dos antebrazos.
26. Utilización de células troncales
La biología de las células troncales es una de las áreas más excitantes de la investigación biomédica actual en la medida en que el entusiasmo por la aplicación de esta tecnología hacia la medicina regenerativa continúa expandiéndose 37-39. Pero a día de hoy, las células troncales no son más (ni menos) que una nueva herramienta para la investigación básica, pero no una cura decisiva para enfermedades graves por lo que defender cualquier tipo de investigación con células troncales conduce a graves equivocaciones 40.
Se han identificado células troncales en tejidos adultos como la piel, el intestino, hígado, cerebro y médula espinal. En 1998, científicos de la Universidad de Winscosin las aislaron de la masa celular interna de blastocistos humanos y consiguieron cultivarlas por períodos prolongados de tiempo, a lo largo del cual aparecieron en los caldos de cultivo células nerviosas, musculares, óseas y de islotes pancreáticos41. También pueden obtenerse mediante técnicas de transferencia nuclear celular (SCNT), esto es, mediante la inyección del núcleo de una célula madura al citoplasma de un ovocito que ha sido desprovisto de su núcleo original42. Pero, por varios motivos, las células troncales embrionarias son más atractivas que las derivadas de adultos como instrumento para los usos mencionados. En primer lugar, es difícil aislar estas células de los tejidos adultos, no son numerosas y cuesta mantenerlas proliferando en los cultivos. Hasta la fecha, además, parece que las células troncales de adulto cultivadas sólo dan origen a un número limitado de tipos celulares. Finalmente, son células adultas y han estado expuestas a toda una vida de toxinas medioambientales y también han acumulado toda una vida de mutaciones genéticas. Por otro lado, los embriones creados mediante SCNT, que en principio es una técnica no complicada, podrían ser implantados intraútero dando lugar a lo que se llama clonación reproductiva, problemática éticamente desde muchos puntos de vista e ilegal en todos los países38. Las células troncales embrionarias son más fáciles de aislar, pueden ser inducidas más rápidamente, y son totipotentes, esto es, provocan la aparición de todo tipo de líneas celulares43. Pero para conseguir estas células es preciso, hasta el momento actual, destruir embriones humanos y esto provoca grandes y profundas controversias éticas. Por un lado están quienes se oponen radicalmente a esta práctica porque el embrión merece protección en cuanto ser humano, en cuanto persona, desde el momento mismo de su concepción. Son los defensores del concepto de la sacralidad de la vida. Según ellos, matar un embrión es como matar una persona inocente y no puede justificarse de ninguna de las maneras ni basándose en unas supuestas consecuencias muy deseables. Otros, diametralmente opuestos, que podemos calificar de utilitaristas, basan la moralidad de un acto en la relación coste-beneficio y defienden que el pre-embrión (embrión de menos de 14 días, embrión no implantado en el útero) no merece más respeto que cualquier otro tejido humano aislado. Según ellos, los embriones, independientemente de su origen, pueden ser utilizados para la investigación científica con la condición de que los embriones utilizados en experimentos no sean luego implantados en útero. Entre ambas posiciones extremas hay un rango de puntos de vista intermedios que intentan articular algunas bases para la moderación en el uso de embriones. Su objetivo es el de la aceptación de un compromiso basado en unos límites que no deben ser trasgredidos44. Sea cual sea éste, deberá balancear dos compromisos éticos fundamentales: el de proteger la vida humana con el de preservarla mediante la curación de enfermedades. Este acuerdo moral deberá necesariamente basarse en una amplia deliberación moral comunitaria y social entre ciudadanos informados, razonada, razonable y prudente, basada en la responsabilidad más que en las convicciones.
Considero adecuado recordar aquí que las expectativas generadas por los adelantos realizados por el Dr. Hwang Woo-Suk y su equipo en Corea del Sur en lo referente a la obtención de varias líneas celulares mediante técnicas de transferencia nuclear a ovocitos humanos se han venido parcialmente abajo al haberse levantado una fuerte polémica por la denuncia de falta de ética en la obtención de algunos de dichos ovocitos. Esta denuncia ha ido seguida de otras en las que se hacía referencia a la falsedad de algunos de los datos aportados por el Dr. Hwang en los artículos publicados y de la confesión pública de la verdad de dicha acusación por parte del propio científico, que ha abandonado su puesto en la Universidad Nacional de Seúl para ser posteriormente expulsado de la misma. Al parecer, de once supuestas líneas celulares obtenidas mediante esta técnica, sólo dos son reales. El resto son fruto de la manipulación informativa del equipo de científicos liderados por Hwang. El escándalo es de tal calibre que no sólo se duda de estos datos publicados en la revista Science a lo largo de 2004 y 2005, que ya ha anunciado que va a revisar nuevamente dichos artículos en profundidad, sino que también se cuestiona la veracidad de la información hecha por Hwang en la revista europea Nature de haber clonado un perro ahora hace exactamente un año, afirmación que parece ser cierta.
27. Bancos de cordón umbilical
También pueden obtenerse células troncales a partir de las células de la sangre del cordón umbilical. Estas son fácilmente obtenibles, presentan una reproducción que se puede mantener en alto grado y constituyen una vía excepcional para la generación de células hematopoyéticas fundamentalmente, y no presentan los problemas éticos previamente mencionados.
No es por ello de extrañar que desde algunos laboratorios se esté haciendo publicidad de su utilidad. Pero la publicidad debe ser siempre recibida con cautela, porque no siempre es veraz. Algunos laboratorios han publicitado la práctica de recoger las células sanguíneas contenidas en los cordones y almacenarlas congeladas en bancos de los que, si en algún momento de la vida la persona concreta las necesita, se descongelan, se obtienen las células pertinentes, se transfunden en dicha persona y se obtiene la curación de la enfermedad que en ese momento le afecta. Los bancos así diseñados son bancos privados, en los que se paga una cierta cantidad inicial de dinero por la entrada de las células y otra cantidad anual por su mantenimiento. Hay algunos que incluso hacen rebajas si la decisión se toma a tiempo y así se obtienen descuentos por pronto pago. Y la utilización de dichas células, si alguna vez se hiciera, es sólo para la persona “donante” en cuestión (si así se puede llamar a quien guarda o atesora un bien sólo para sí mismo).
Hay otros tipos de bancos que llamamos públicos porque las personas que donan las células de los cordones lo hacen de manera desinteresada, esto es, las donan, no las guardan, no piensan en ellas mismas al hacerlo, no se les cobra tampoco la admisión de las mismas ni su mantenimiento, y además su uso está abierto a cualquier persona del mundo que las necesite en un momento dado por problemas de salud. Esto sí es una donación propiamente dicha.
Muchos han sido los organismos sanitarios, fuera y dentro de nuestro país que se han manifestado al respecto, afirmando que el almacenamiento privado y rutinario de estas células no está justificado científicamente, carece de utilidad real y es además logísticamente difícil, por lo que no puede ser recomendado 45-49.
Hay cuestiones logísticas del almacenamiento de estas células que merecen la pena ser tenidas en cuenta porque la propia obtención de dichas células presenta de entrada ciertos problemas. La sangre se obtiene inmediatamente después del parto, con lo que el personal que lo atiende debe durante cierto tiempo olvidarse de la madre y su hijo o hija para proceder a la recolección de la sangre del cordón. No es un problema mayor en sí pero se complica si pensamos en la posibilidad de que el parto se realice en la red sanitaria pública y esas células vayan destinadas a un banco privado porque entonces cabe preguntarse quién obtiene las células, ¿los profesionales de la salud del sistema público o tienen que estar presentes en el parto profesionales de esos bancos privados? Si son los primeros, ¿cabe pensar en algún tipo de remuneración para ellos por parte de la empresa privada? ¿De quién es la responsabilidad en el caso de que haya problemas de cualquier tipo en la obtención y/o manipulación de las mismas hasta la llegada al banco privado?
El mantenimiento de estas células debe ser confidencial, como el de cualquier otro dato personal o sustancia corporal en el ámbito de la salud. Por datos muy recientes y famosos podemos deducir que no siempre es así. Aunque en el caso concreto que todos tenemos en mente quizás la filtración a la prensa haya podido ser interesada, lo que no le quitaría un ápice de gravedad: romper la confidencialidad para hacer publicidad en beneficio propio es algo grave éticamente. También habría que pensar en qué pasaría si uno de estos bancos privados no lograra sus objetivos (económicos, claro, porque no se trata de instituciones sin ánimo de lucro) y se viera en la tesitura de verse obligado a cerrar o a vender sus instalaciones. ¿Qué pasaría con las células allí depositadas? ¿Cómo garantizarían la confidencialidad de los datos? ¿Cómo garantizarían, más grave aún, el mantenimiento de dichas células? Y, finalmente, ¿qué criterios de calidad gobiernan el funcionamiento de dichos bancos privados?
Hay también cuestiones económicas. Si la entrada de las células en dichos bancos cuesta entre 1.200 y 1.500 euros, y por mantenimiento se pagan unos 150 euros al año, el coste de dichos bancos, teniendo en cuenta que en España se producen unos 400.000 nacimientos por año, sería una cantidad notable (haga el lector la cuenta) a detraer de otras partidas del presupuesto del Estado. Evidentemente, esto debe ser objeto de una reflexión y decisión colectivas, y no una imposición de sectores financieros privados.
Pero hay también cuestiones científicas a considerar. La más importante es que hoy por hoy la probabilidad de necesitar un trasplante de células antólogas es menor de 1 por 20.000, con lo que la utilidad de los bancos de células para uso antólogo es ínfima50. Y ésta es mi opinión la razón más importante para no apoyar la existencia de bancos privados.
El almacenamiento privado provoca además otras cuestiones morales. Una de ellas es el engaño que se hace a quienes contratan dichos servicios. La información que suministran estos bancos –¿o es directamente publicidad?– dice que el parto es una “oportunidad única en la vida” para el “ahorro de inmunidad” que con esta práctica se obtiene. Es decir que de alguna forma se ofrecen promesas de inmortalidad y de eternidad, pero sólo si se actúa a tiempo, esto es, en el momento del parto. Luego ya no se pueden alcanzar. A todas luces es evidente que esto sencillamente no es así. Y hay otro engaño porque estas empresas silencian que las células en cuestión generalmente no son útiles para uno mismo porque no curan enfermedades hereditarias y además porque entre las células del cordón de alguien que luego desarrolla una leucemia, por ejemplo, puede haber ya células pre-leucémicas, lo que las haría inutilizables. Derivado de esta cuestión y en íntima relación con ella está la del consentimiento informado. Una de las premisas básicas para que haya un consentimiento informado es la veracidad. Si la información que se da a las personas que optan por utilizar estos bancos privados no es veraz, ¿dónde queda la validez del consentimiento informado? ¿Existe realmente un consentimiento informado por mucho que el documento está firmado si no se basa en la verdad?
Hay tres tipos de prácticas en el mundo sanitario: las indicadas, que deben ser siempre puestas en marcha; las contraindicadas, que nadie en ningún lugar debe activar; y finalmente, las no indicadas, esto es, prácticas que no están indicadas pero tampoco contraindicadas porque no están validadas o su utilidad no está demostrada. El almacenamiento de las células de cordón umbilical podría clasificarse entre estas últimas. Por lo que sería cada persona con su profesional de salud quienes decidieran la actuación a seguir. Y de ello podría deducirse que esta decisión cae dentro del ámbito de lo privado, ámbito en el que nadie puede inmiscuirse, porque pertenece a lo más íntimo de cada uno, a su esencia o individualidad, sobre todo si estas decisiones o actuaciones privadas no hacen mal o daño a terceros. Y como dice el saber popular, con su dinero cada uno hace lo que quiere. Pero… en mi opinión, en esta cuestión hay un factor que no debemos olvidar y que es el efecto social del uso privado del dinero y de las decisiones en materia de salud. Porque claro que cada uno hace de su dinero el uso que quiere, pero ¿podemos olvidar el efecto pedagógico de determinadas decisiones y actuaciones?
De lo afirmado hasta ahora parece deducirse que no hay hoy motivos científicos serios para apoyar la puesta en marcha de bancos privados. Las preocupaciones éticas también lo desaconsejan. Si por motivos de oportunidad o de conveniencia políticas el gobierno se viera tentado u obligado a aceptar la apertura de dichos bancos privados, las condiciones de funcionamiento, organización y registro, los criterios de calidad y los de utilización pública de las células en ellos almacenadas en caso de necesidad debieran ser rígidos. Porque es cierto que en el ámbito de lo privado nadie debe inmiscuirse, pero también lo es que el estado debe velar por la justicia social. Y la salud de la población forma parte de la misma.
Reflexiones finales
Si la ética, tal y como afirmaba Paul Ricoeur, es “un ejercicio de búsqueda de la buena vida, con y para los demás, en instituciones justas”, el proceso de donación y trasplante hoy en el mundo refleja una cacofonía de compromisos morales y legales muy dispares. Cada país, cada cultura, ha desarrollado normas legales diversas y aceptado principios éticos diferentes sobre los que edificar el edificio de la donación y el trasplante. Los adoptados en nuestro país han permitido, junto con el buen hacer de los profesionales de la salud, los de los medios de comunicación y otros, así como con el excelente funcionamiento de la estructura de la organización del sistema de donación y trasplante, colocarnos a la cabeza de los países del mundo en cuanto a número de donaciones de cadáver por millón de habitantes.
El éxito del sistema, sin embargo, también tiene sus efectos secundarios. Los buenos resultados obtenidos provocan aumentos del número de personas en las listas de espera de órganos así como nuevos tipos de trasplantes, por lo que se hace necesario investigar, ensayar, buscar nuevas formas de consecución de órganos y/o de tejidos.
Estas nuevas formas de consecución de órganos y/o de tejidos así como la realización de estos nuevos tipos de trasplantes provocan la reflexión moral sobre si responden a unos principios éticos consensuados o no; sobre si es necesario modificar dichos principios o no; sobre su efecto en el sistema de donación y trasplante actual, etc.
Pienso que a estas nuevas preguntas no se debe responder desde la convicción en unas normas fijas, preconcebidas, inamovibles y no modificables, sino desde la responsabilidad que acepta el riesgo de ensayar mediante decisiones deliberadas, consensuadas, racionales, razonadas y basadas en la experiencia, sabiendo que la equivocación y el error son posibles, porque errare humanum est, y aceptando que todas nuestras decisiones morales son siempre parciales, limitadas en el tiempo y susceptibles de examen, revisión y enmienda. Porque tampoco debiéramos olvidar, si se produjeran esos posibles errores, que rectificar es de sabios.
28, Bibliografía

3. La Donación de Órganos
La donación de órganos es una forma 
peculiar de testimonio de la caridad
En un tiempo como el nuestro, con frecuencia marcado por diferentes formas de egoísmo, es cada vez más urgente comprender cuán determinante es para una correcta concepción de la vida entrar en la lógica de la gratuidad. En efecto, existe una responsabilidad del amor y de la caridad que compromete a hacer de la propia vida un don para los demás, si se quiere verdaderamente la propia realización. Como nos enseñó el Señor Jesús, sólo quien da su vida podrá salvarla (cf. Lc 9, 24). Es útil, sobre todo en el contexto actual, volver a reflexionar en esta conquista de la ciencia, para que la multiplicación de las peticiones de trasplantes no altere los principios éticos que constituyen su fundamento. Como dije en mi primera encíclica, el cuerpo nunca podrá ser considerado como un mero objeto (cf. Deus caritas est, 5); de lo contrario, se impondría la lógica del mercado. El cuerpo de toda persona, junto con el espíritu que es dado a cada uno individualmente, constituye una unidad inseparable en la que está impresa la imagen de Dios mismo. Prescindir de esta dimensión lleva a perspectivas incapaces de captar la totalidad del misterio presente en cada persona. Por tanto, es necesario que en primer lugar se ponga el respeto a la dignidad de la persona y la defensa de su identidad personal.
Con frecuencia, la técnica del trasplante de órganos se realiza por un gesto de total gratuidad por parte de los familiares de pacientes cuya muerte se ha certificado. En estos casos, el consentimiento informado es condición previa de libertad para que el trasplante se considere un don y no se interprete como un acto coercitivo o de abuso. En cualquier caso, es útil recordar que los órganos vitales sólo pueden extraerse de un cadáver (ex cadavere), el cual, por lo demás, posee una dignidad propia que se debe respetar.
La ciencia, en estos años, ha hecho progresos ulteriores en la constatación de la muerte del paciente. Conviene, por tanto, que los resultados alcanzados reciban el consenso de toda la comunidad científica para favorecer la búsqueda de soluciones que den certeza a todos. En un ámbito como este no puede existir la mínima sospecha de arbitrio y, cuando no se haya alcanzado todavía la certeza, debe prevalecer el principio de precaución. Para esto es útil incrementar la investigación y la reflexión interdisciplinar, de manera que se presente a la opinión pública la verdad más transparente sobre las implicaciones antropológicas, sociales, éticas y jurídicas de la práctica del trasplante.
En estos casos, desde luego, debe regir como criterio principal el respeto a la vida del donante de modo que la extracción de órganos sólo tenga lugar tras haber constatado su muerte real (cf. Compendio del Catecismo de la Iglesia católica, n. 476). El acto de amor que se expresa con el don de los propios órganos vitales es un testimonio genuino de caridad que sabe ver más allá de la muerte para que siempre venza la vida. El receptor debería ser muy consciente del valor de este gesto, pues es destinatario de un don que va más allá del beneficio terapéutico. Lo que recibe, antes que un órgano, es un testimonio de amor que debe suscitar una respuesta igualmente generosa, de manera que se incremente la cultura del don y de la gratuidad.

4. Donación de órganos
La donación es un gesto altruista, considerado como el mayor acto de bondad entre los seres humanos. En la actualidad hay miles de personas que para seguir viviendo o mejorar su calidad de vida necesitan de un trasplante.
La realidad es que las listas de espera para recibir órganos y tejidos seguirán aumentando si no se logra aumentar el número de donaciones. La única forma de resolver este problema es ser donante de órganos y animar a otros nuestros conocidos a que también lo sean; cuantos más donantes existan, mayor será el número de vidas que podrán salvarse.
¿Quién puede ser donante?
Puede ser donante de órganos toda persona que en vida decida que, a su muerte, sus órganos sirvan para salvar o mejorar la vida de otros. Sin embargo, debe saber que pese a nuestro deseo de ser donante de órganos, no todos podremos serlo, ya que para ello, será necesario que el fallecimiento acontezca una Unidad de Cuidados Intensivos de un hospital. Es en estas unidades dónde es posible realizar la preservación de los órganos y las pruebas necesarias para realizar una correcta valoración de cada potencial donante.
Será el equipo médico quien, una vez realizadas todas las pruebas necesarias, dictamine si el fallecido puede ser donante y de qué órganos.
¿Qué órganos se pueden donar?
Los órganos que se pueden donar son los riñones, el hígado, el corazón, el páncreas y los pulmones.
Además, de una donación también se pueden obtener tejidos, igualmente muy necesarios, como hueso, las córneas y las válvulas cardíacas.
¿Se puede elegir qué órganos donar?
Dada la escasez de órganos para trasplante, de cada donación, se intenta obtener el mayor aprovechamiento posible. Lo habitual es que la donación sea completa, no obstante, si usted desea no donar algún órgano y/o tejido, basta con haberlo expresado en vida a sus familiares. Ellos comunicarán su voluntad tras el fallecimiento.
Consentimiento familiar y donación
Según la Ley de trasplantes, en España todos somos considerados donantes si en vida no hemos expresado lo contrario. Sin embargo, esa expresión puede haber sido formulada de diferentes modos, lo que obliga a que se pregunte a familiares o allegados sobre la voluntad del fallecido respecto a la donación. En la práctica siempre se respeta la decisión de la familia, ya que se asume que estos no contradirían los deseos de su ser querido. La firma de la familia para proceder a la donación, es lo que denominamos consentimiento familiar.
Donación de vivo
La donación de vivo es posible si se cumplen las condiciones y requisitos establecidos por la Ley. El donante ha de ser mayor de edad y gozar de buena salud física y mental. La Ley incluye los pasos a seguir por todos los implicados: profesionales médicos y personal judicial y donante y receptor; para garantizar los derechos de ambas partes, la libertad en las decisiones, voluntariedad, gratuidad y altruismo. Dado que cada caso tiene sus propias particularidades, las recomendaciones son consultar todas las dudas al equipo médico responsable del enfermo.

5. Holanda se rebela contra 
la donación de órganos por ley
Los médicos aplauden la norma porque creen que salvará muchas vidas. En España la ley también establece la obligación de donar órganos, pero siempre se pregunta a la familias
La nueva ley de donación de órganos en los Países Bajos no parece tener, a priori, el efecto deseado por el Gobierno. Solo habían pasado unas horas desde la aprobación de la ley que automatiza las donaciones entre los holandeses, cuando más de 30.000 personas se apresuraron en oleada a registrarse en el sistema oficial para indicar que no quieren ser donantes y que su deseo es que su cuerpo sea enterrado en su totalidad. Otras 3.000 personas se inscribieron para dar permiso y 2.000 indicaron que la decisión estará en manos de un familiar tras la muerte. Además, 6.200 holandeses que ya estaban registrados cambiaron su deseo del sí, al no donante.
Estas son las cifras que publicó el Ministerio de Sanidad tan sólo 12 horas después de que una estrecha mayoría del Senado respaldase la norma y con los cambios aún sin estar en vigor. A partir de julio de 2020, todos los que tengan más de 18 años recibirán un máximo de dos cartas en un plazo de seis meses, en las que se les preguntará si desean o no donar su cuerpo a la Ciencia o la Medicina. Si no hay una respuesta a las misivas, la persona será automáticamente registrada en el sistema como "sin objeción" a la donación de sus órganos. Tras el fallecimiento, y si la familia no se opone a ello bajo el argumento de que eso le supondría "un daño insuperable", los médicos donarán el cuerpo del fallecido.
Antes de la aprobación de la nueva ley, los senadores se comprometieron a que la familia tenga la última palabra. En medio del luto, la ley dice que los órganos no se pueden donar si las circunstancias no lo permiten. Es decir, si a pesar de que la persona en cuestión haya dado su permiso a la donación, los parientes más cercanos sienten que no enterrar el cuerpo de un ser querido les supondrá mucho dolor, entonces pueden negarse a la donación.
Los donantes también pueden indicar si desean excluir ciertos órganos. Según datos oficiales, la mayoría de las personas que eligen esta última opción indican que no quieren donar su piel y sus córneas, pero sí el resto del cuerpo.
Una ley para salvar vidas
Desde el Erasmus Medical Center en Rotterdam, Hanneke Hagenaars espera que estos cambios en la ley tengan un efecto positivo a largo plazo y recuerda que donar en los Países Bajos no solo ayudará a una persona holandesa. Holanda es parte de la red Eurotransplant y por lo tanto, los órganos vitales como los corazones y los riñones se comparten con enfermos de países como Bélgica, Luxemburgo, Alemania, Austria o Croacia, entre otros. "Normalmente, se destina a alguien del mismo país, pero cuando se trate de un caso urgente, un órgano puede acabar allá donde se necesite", afirmó.
En general, las organizaciones médicas aplauden esta nueva norma porque consideran que salvará muchas vidas y ayudará a concienciar a la sociedad a tomar una decisión sobre la donación.
Holanda es uno de los países europeos donde menos donaciones se hacen, principalmente porque muchos fallecen sin dejar claro su deseo. Y eso es lo que esta nueva ley pretende atajar. Sin embargo, los rechazos a este cambio se basan principalmente en la máxima que rige las leyes médico-éticas en este país, como ya pasa con la eutanasia.
El holandés es dueño de su propio cuerpo y el hecho de que el Estado pueda decidir sobre los órganos de la gente simplemente porque la persona no haya avisado de su deseo antes de morir es entrometerse demasiado en la vida del ciudadano, opinan, según las encuestas. Los más escépticos con la norma lo siguen siendo a pesar de que es público que cada año mueren 150 pacientes de la lista de espera porque hay muy pocos donantes en Holanda.
La situación en España
España lleva 26 años seguidos de liderazgo mundial en donaciones y trasplantes de órganos. Desde el año 1979, cuando se aprobó La Ley de Trasplantes de Órganos (Ley 30/1979, de 27 de octubre) , se ha respetado siempre la voluntad de la persona fallecida, y también la de su familia. Los expertos opinan que el éxito radica precisamente en eso. Por ley, en España, todos somos donantes de órganos, salvo que en vida se indique lo contrario. Sin embargo, los sucesivos Reales Decretos que han desarrollado la ley establecen la obligación de preguntar a la familia -o personas más allegadas en caso de no tenerla- si esa persona manifestó su voluntad al respecto.
"Siempre vamos a preguntar a las familias para saber si la persona tenía la intención o no de donar", explica a EL MUNDO Beatriz Domínguez-Gil, directora de la Organización Nacional de Trasplantes (ONT). Esto, además, se hace sobre todo por dos motivos. Para ayudar a la familia en el proceso de duelo y para ayudarles a entender lo que su familiar habría querido hacer (donar o no) de acuerdo a sus principios morales. El año pasado, el 77 % de las familias dijeron 'sí' a la donación.
La labor de las campañas de concienciación y sensibilización son fundamentales para el éxito. "Es importante que se eduque a nuestros niños y adolescentes, así como realizar campañas desde los hospitales. El objetivo es que todo el mundo diga 'sí' a donar", apunta Belén Estébanez, coordinadora de Trasplantes del Hospital Universitario La Paz (Madrid).
Lo que diferencia a España de la medida que se pretende aplicar en Holanda es, precisamente, la puesta en práctica de la ley. O al menos así lo expresa Domínguez-Gil. "En nuestro caso, está muy adaptada a nuestra realidad y entorno. En Holanda, aparentemente, se pretende que si una persona no ha expresado en un registro específico su negativa a la donación, ya se le considere donante. En España, tanto esa negativa como la afirmación, se puede expresar de cualquier forma: ya sea formalmente, por ejemplo a través de un registro de intrusiones previas, o por una conversación con la familia".
"La población tiene que creer en el sistema y, para ello, tiene que ser libre a la hora de decidir. Que la persona se vea presionada para tomar una decisión no creo que sea lo más recomendable, pues se les puede volver en su contra", señala Estébanez.
Asimismo, y en opinión de Federico de Montalvo, director del Centro de Innovación del Derecho de Comillas (ICADE), "las soluciones a temas biomédicos, tanto éticas como legales, deben tener en cuenta el contexto de la sociedad". La ONT ha hecho un trabajo muy bueno, añade este profesor, que también es miembro del Comité Internacional de Bioética de la Unesco, porque ha contado siempre con las familias, y eso, desde el punto de vista ético y legal y de la utilidad, es lo correcto. "España ha optado por un modelo ético y legal donde ha primado el interés colectivo y esto explica, en gran parte, el éxito de ser líderes mundiales", afirma.
Por todo ello, "un cambio en la legislación no va a terminar con el tema de la escasez de órganos para trasplantes de larga duración", asegura Domínguez-Gil. Se trata de "un tema mucho más complejo en el que hacen falta reformas estructurales, organizativas y un modelo similar al que hemos desarrollado". Por ejemplo, en España, existe la figura del coordinador de trasplante en los hospitales, la implicación de los profesionales o una organización que llega a la ciudadanía y que intenta fomentar el debate y el discurso dentro del entorno familiar. "Hemos demostrado que el modelo que tenemos funciona", concluye Domínguez-Gil.

6. Niños secuestrados en México
para venta de órganos
Encuentran casa con cuerpos de niños que fueron secuestrados para vender por órganos. La mañana de este día un grupo de militares encontraron una casa que estaba escondida al fondo de un terreno en Taxco guerrero. Cuando entraron a la casa capturaron a 3 personas con los nombres de (Diego Ramírez, Oscar Hernández y Javier Gutiérrez) que eran las que cuidaban que nadie entrara y se encargaban de matar a los niños, los pequeños menores de edad tenían una cinta en la cabeza con un número, algunos cuerpos ya no tenían órganos y otros solo los tenían formados de los mas grande a los más pequeños.
Las personas capturadas informaron que ellos solo se encargaban de cuidar y recibir los cuerpos mientras que otros 3 se encargan de robarlos y trasportarlos, afirmaron que también tenían ayuda de unas cuantas personas que trabajan adentro de la policía estatal con los nombres de (Edgar Vargas, Francisco Herrera y Pedro Rivera). Desgraciadamente aún faltan 3 de los integrantes de la banda de secuestradores y traficantes de órganos, pero militares se están encargando de dar con ellos.
En México existen 45 mil niños desaparecidos y una lista oficial de 3 mil averiguaciones previas por menores robados durante el último año y medio, que son sustraídos para explotación sexual, venta y tráfico de órganos, denunció Guillermo Gutiérrez Romero, presidente de la Fundación Nacional de Investigaciones de Niños Robados y Desaparecidos.
Santiago Clavijo
Libros, Artículos y Conferencias Magistrales 
1. Apocalipsis de San Juan
2. ENCÍCLICAS
3. Santiago Clavijo en BIIE-México
4. Ricardo de la Cierva: FORO AntiMasónico
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3. Traición de Rajoy
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